terça-feira, 26 de julho de 2016

Sem papas na língua



Soy una mujer; de sangre fiel,
también violenta, de fuerza férrea,
que no espera, de suerte buena ni dulce azar,
que ya vendrán.

Y si en camino, a donde voy; 
encuentro fieras, de astuta lengua,
que bien deseen, matar sin tregua, no dejaré, no dejaré.

Cuando los mares, lleven vehementes
toda memoria de nuestras guerras,
espero me recuerdes bien y que tu sangre siga fiel;
espero me recuerdes bien y que mi voz, no cante...

¿En dónde estás?

Es mi mano firme quien impedirá;
que aquellas fauces prueben siquiera,
restos de aquel canto, restos de una historia,
que yo habré de guardar en bien.

Y es mi pecho quien embestirá; 
con voz hercúlea y ciega rabia,
a quien intente mover siquiera el rumbo que,
yo seguiré.

Cuando las tierras y los volcanes broten dementes y todo pase,

 espero que aún me puedas ver y que tu sangre siga en pie,
 espero que aún me puedas ver y que tu voz, no cante...

¿En dónde estás?
 Coyoli

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