NORMALISTAS
A mis hermanos mexicanos
En todos los relojes resuenan una a una
cuarenta y tres campanas que hacen de la jornada
un desfile de interminables horas.
Ya nadie reza en las iglesias.
Hoy los crucificados
ocultan con las manos su mirada
en un gesto de rabia y de vergüenza.
Los creyentes no les ofrecen velas
a los que fueron santos predilectos
y las llamas se elevan en mitad de la noche
buscando iluminar una certeza,
tratando de agrietar
un silencio más cómplice
que la peor mentira.
Quien carece de sueños se queda sin futuro.
Quien niega a sus maestros un pedazo de tiza
niega a sus propios hijos
la posibilidad de una pizarra
donde escribir “mañana”.
Javier Bozalongo, Espanha (1961)
Sem comentários:
Enviar um comentário